La observo trabajar, siempre con esmero, limpiando los ajos, deshojando, no margaritas, sino cebollas, esas que llevo a mi casa para preparar los alimentos que deleitan el paladar de mi familia, y el mío también.Ajíes, rojos, verdes y naranja, olor del oriente...traen a mi memoria el exquisito guiso del cazón.
Ir al mercado no es una tarea, para mí, es un placer.
Olores, sabores, colores, alegría, tristeza, esperanza de poder llevar una bolsa a la casa... son muchas situaciones las que se entremezclan en estos espacios.
La Pastora, Quinta Crespo, Guaicaipuro, Chacao, Conejeros...mercados, grandes, pequeños, siempre hermosos llenos de color que mueven sentimientos guardados en mi memoria, de niña, esposa, madre...siempre mujer.
Gregoria, Celestina, Carmen, Eduvigis, Anita, Teodomira, Isabel, Maximina, Josefina, Hercilia, Teresa, Doris, abuelas, madrina, tías, mamá, amigas, mujeres de las que heredé el ser dadora de la alimentación y del rico sazón familiar.
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